Viabilidad económica en la inversión de capital

Determinar la viabilidad económica en la inversión de capital permite estimar la relación costo beneficio del proyecto que se desee emprender, facilitando de esta manera el proceso de toma de decisiones y contribuyendo a la selección asertiva de aquellas elecciones óptimas que garanticen el logro de los objetivos, al mínimo riesgo posible. En este sentido el presente ensayo tiene como objetivo destacar desde una perspectiva teórica, los criterios bajo los cuales se debe evaluar un proyecto de inversión, para así poder tener una perspectiva claramente definida en cuanto a la viabilidad económica del mismo.

Para alcanzar este propósito, inicialmente se estudiarán los fundamentos de las matemáticas financieras, que corresponde básicamente a los pilares en los que esta se sustenta, tales como: interés, valor actual y valor futuro. Seguidamente se abordarán dos criterios muy importantes en el ámbito financiero, como lo son el Valor Actual Neto (VAN) y la Tasa Interna de Retorno (TIR), que propiamente son métodos que sirven para medir la rentabilidad que se puede obtener de una inversión; asimismo se evaluará la diferencia que existen entre ambos criterios, afín de dejar en evidencia cuál de estos dos, resulta ser el más efectivo y eficiente. Por último, se versarán los otros criterios en los cuales se pueden basar las decisiones de inversión, en donde se analizarán las distintas herramientas que pueden ayudar a complementar al VAN y a la TIR.

Fundamentos de matemáticas financieras

Gómez (2001) define las matemáticas financieras como “un conjunto de técnicas y procedimientos de carácter cuantitativo que sirven para calcular la equivalencia del valor del dinero en cualquier momento en el tiempo” (p.13). De esto se desprende que las matemáticas financieras tienen como objetivo principal estimar en términos “monetarios”, el valor del dinero en el tiempo, a modo de facilitar el proceso de evaluación y comparación de inversiones. Lo anterior también da a entender que el valor del dinero en el tiempo realmente es algo subjetivo, puesto que este “valor” no viene dado por lo que propiamente represente, sino por lo que en realidad se puede adquirir con él, es decir, lo que en términos económicos se conoce con el nombre de “poder adquisitivo” o “valor real”.

Debido a las anteriores apreciaciones se puede afirmar que los tres pilares que sustentan a las matemáticas financieras son: el valor presente, valor futuro y el interés. El primer concepto le permite al inversionista saber cuánto equivale al día de “hoy”, una determinada suma de dinero que se espera recibir en un “futuro”. Por otra parte, el valor futuro representa el valor que poseerá en el “futuro” una cierta cantidad de dinero, que se mantiene en la actualidad, o bien se desea invertir en un proyecto en particular. Ahora bien, resulta importante recalcar, que al restar el valor futuro menos el valor actual, se obtiene lo que realmente se percibe al renunciar al consumo presente. Por último, se tiene el “interés” que son propiamente los frutos que genera una inversión y lo que permite trasladar o mover capitales del presente al futuro y viceversa.

Ahora bien, teniendo en cuenta las anteriores consideraciones ¿por qué el valor del dinero varia en el tiempo? La repuesta a esta interrogante es sencilla, dado que las causas que justifican esta “variación” se deben principalmente a factores asociados a la inflación y a la propia acción de inversión, dado que renunciar al “consumo presente” con el propósito de obtener unos beneficios económicos futuros, supondrá recuperar el capital invertido más un extra o beneficio adicional, que básicamente es lo que define que tan atractiva sea la inversión.

El criterio del valor actual neto (VAN)

Morales (2018) sostiene que el valor actual neto es “un criterio de inversión que consiste en actualizar los cobros y pagos de un proyecto o inversión para conocer cuánto se va a ganar o perder con esa inversión” (p.3).  Analizando este argumento, el valor neto actual comprende una herramienta que le permite al sujeto inversor tomar decisiones financieras acertadas y precisas, puesto que en base a los resultados que se obtienen, se tiene la ventaja de evaluar y/o comparar rigurosamente varias alternativas de inversión, de manera de identificar la que genere la mayor rentabilidad posible, o incluso predecir si en efecto, todas las posibilidades en las que sea invertir no generarán ningún tipo de beneficio económico.

En un lenguaje más sencillo, el proceso para calcular el VAN consiste en tomar “los flujos de futuros esperados” o los beneficios económicos que se obtendrá en un determinado plazo de tiempo y trasladar este capital al presente, tomando en cuenta el valor del dinero en el tiempo, mediante una tasa de interés estipulada. Posteriormente se debe “restar” el valor actual de los flujos esperados menos el “valor presente del costo inicial” de la inversión. De esta manera es posible expresar tanto los ingresos a obtener como los egresos en “moneda actual” y efectuar un proceso de decisiones acertado y sin distorsiones.

Continuando con este recorrido, en líneas generales al calcular el VAN, solo se pueden obtener tres resultados, que son:

  • VAN > 0: Significa que la inversión es rentable, puesto que la empresa obtendrá ganancias al realizar la inversión, ya que técnicamente los flujos de efectivo futuros son mayores que los costos iniciales. En consecuencia, se podría decir, que toda inversión cuyo Valor Neto Actual sea positivo debería aceptarse y entre “mayor” sea el valor de este número, mayor será el “retorno” de la empresa.
  • VAN = 0: Bajo este supuesto el proyecto no generará ningún beneficio, así como tampoco se obtendrá ninguna pérdida, por lo que este escenario puede caracterizarse por ser bastante indiferente.
  • VAN < 0: Quiere decir que la empresa experimentará pérdidas si decide llevar a cabo el proyecto de inversión que se esté estudiando, puesto que los egresos serán mayores que los ingresos. Por lo tanto, toda inversión cuyo VAN sea “negativo” deberá ser rechazada.

El criterio de la tasa interno de retorno (TIR)

Sevilla (2018) señala que la tasa de interna de retorno es “la tasa de interés que ofrece una inversión” (p.1). Por lo tanto, se puede afirmar que la TIR es un indicador que al igual que el VAN permite disipar la incertidumbre que gira en torno a los proyectos de inversión, facilitando de esta manera las decisiones a tomar en cuanto al tipo de proyecto que se debe seleccionar. La premisa fundamental que caracteriza a la TIR es que propiamente representa un porcentaje que iguala al VAN a cero (0), lo que quiere decir, que permite que el valor actual de los flujos netos de cajas (ingresos futuros) sean iguales al coste de la inversión.

También se podría catalogar la tasa interna de retorno como una medida relativa de la “rentabilidad”, puesto que expresa en un tanto por ciento (%) los “beneficios” económicos a obtener. No obstante, la TIR pueda que, bajo ciertas situaciones, este indicador no exprese la “rentabilidad” si no que, por el contrario, refleje porcentualmente las “pérdidas” que tendrá una inversión. Lo anterior se origina cuando el resultado obtenido es “negativo” lo que indica que la inversión debe ser descartada.

Por otra parte, para poder realmente generar criterio de juicio en base a los resultados obtenidos de la tasa interno de retorno de un proyecto, es necesario combinar este indicador con la denominada “Tasa Mínima Aceptable de Rendimiento”, afín de comparar ambos resultados y analizar la rentabilidad de la inversión. En consecuencia, se hace menester destacar que la tasa mínima aceptable de rendimiento no es otra cosa que el mínimo beneficio porcentual que un gerente de proyectos considera como “aceptable” para poder iniciar un proyecto, teniendo en cuenta los riesgos de la inversión y el costo oportunidad de ejecutar dicho proyecto en lugar de otro.

En base a los anteriores argumentos, en el proceso de análisis de la TIR, se puede obtener tres casos a saber:

  • TIR > k: Significa que el proyecto de inversión debe ser aceptado, porque la tasa de interna de retorno es “mayor” al mínimo de rentabilidad que exige el proyecto.
  • TIR = k: Bajo esta circunstancia se evidencia una situación de “indiferencia” puesto que el proyecto no generará ni beneficios, ni pérdidas. Por lo tanto, es aconsejable llevar a cabo el proyecto, solo si, “NO” existen otras alternativas más favorables, en cuyo caso resulta imprescindible mejorar la estrategia de mercado que persigue la empresa.
  • TIR < k: Ante esta situación el proyecto obligatoriamente debe ser rechazado, ya que la TIR no logra alcanzar la rentabilidad mínima que precisa la inversión, lo que generará pérdidas para el inversionista.

Tasa interna de retorno (TIR) versus valor actual neto (VAN)

Tanto la tasa interna de retorno, como el valor neto actual comprenden dos criterios que optimizan el proceso de estudio y selección de alternativas de inversión. Sin embargo, hay que destacar que bajo ciertas circunstancias ambas técnicas pueden arrojar conclusiones contradictorias. Lo anterior se produce cuando se desea evaluar más de un proyecto de inversión con la finalidad de jerarquizarlos, dando así la posibilidad que cada método ordene las inversiones de forma diferente. Por el contrario, cuando las decisiones de inversión solo se basan en la “aceptación” o “rechazo” de un proyecto, ambos criterios si proporcionarán resultados iguales.

Dicho esto, cuando hay dos o más proyectos en competencia, con alternativas igualmente favorables, la mayoría de los gerentes de proyectos prefieren usar el VAN. La primera razón que conlleva a esta decisión es que el método del VAN asume que los flujos de efectivo del proyecto son reinvertidos a la tasa de rendimiento requerida por la empresa; en cambio el método de la TIR asume que son reinvertidos a la tasa interna de retorno. Esa suposición no es práctica, ya que la TIR a veces es un número muy alto y las oportunidades que ofrecen tal rendimiento generalmente no están disponibles o están significativamente limitadas, por lo que el VAN es más confiable.

Una segunda razón que justifique que el VAN sea mejor que la TIR, es que este cálculo expresa de una forma más directa el valor de cada proyecto, en comparación con la TIR. Esto es debido porque el VAN tiene como fin expresar en “términos monetarios” y “netos” la propia rentabilidad de los proyectos. Asimismo, también se podría agregar que la TIR no tiene en cuenta “la dimensión del proyecto”, dado que un proyecto grande puede tener una tasa interna de retorno menor a otro proyecto de menor envergadura, a pesar de que el primero tenga un mayor VAN. En consecuencia, si ambos proyectos son mutuamente excluyentes (no se pueden realizar ambos, sólo uno de ellos) la TIR puede llevar al inversionista tomar a decisiones incorrectas, dado que el proyecto de mayor envergadura por sus características generará mayor rendimiento.

Otra situación que justifique que el VAN es más conveniente que la TIR, se evidencia cuando durante la vida de un proyecto, los flujos de efectivo deban ser reinvertidos para cubrir la depreciación. Esto dará un flujo de efectivo negativo para ese periodo, por lo que se obtendría más de una TIR. Si existe más de una TIR, entonces, calcular una sola TIR no es confiable. El VAN debe de ser usado también en este tipo de proyectos, porque es más simple.

Otros criterios de decisión

Más allá de los métodos antes planteados, existen otros criterios que proporcionan más información para determinar la viabilidad económica en la inversión de capital. No obstante, estos criterios son comparativamente inferiores al valor neto actual, porque estos pueda que no tengan en cuenta “el valor del dinero en tiempo”, o bien pueda que tengan en consideración este factor, pero aun así no logran arrojar una información tan concreta y precisa como el VAN. Teniendo en consideración este planteamiento, dentro de la categoría de otros criterios de decisión destacan:

  • Plazo de Recuperación: Bajo este método las inversiones a evaluar por lo general se caracterizan por presentar un elevado nivel de “incertidumbre”, lo que obliga al sujeto inversor a basar sus decisiones en el “factor tiempo”, puesto que este criterio solo permite determinar en “cuanto” tiempo tardará la empresa en recuperar el desembolso de capital inicial. En este sentido si hay que elegir entre varios proyectos, se selecciona aquel que tenga un menor plazo de recuperación, pero hay que resaltar que este criterio en sí resulta poco riguroso, porque no tiene en cuenta el valor del dinero en el tiempo, por lo que resulta poco confiable, dado sus peculiaridades.
  • Flujo neto total por unidad monetaria comprometida (FNT): Como su nombre lo indica consiste en estimar el rendimiento que produce cada unidad monetaria a invertir en el proyecto. Por lo tanto, su cálculo consiste en dividir la suma de los flujos de caja entre el desembolso inicial. Así pues, solo se efectuará la inversión si FNT es mayor a uno (1). De esta forma si de obtiene un resultado de 1,45 significaría que la inversión generará 1,45 unidades monetarias, por cada dólar a invertir. Igualmente, este criterio no es recomendable puesto que los cálculos se llevan a cabo sin tener en cuenta el valor del dinero en el tiempo.
  • Razón Costo Beneficio: Este criterio es muy parecido al FNT, la única diferencia entre ambas herramientas es que bajo esta modalidad las entradas futuras de efectivo “SI” se expresan a valores actuales, teniendo en cuenta de esta manera los efectos del factor tiempo en el dinero. Igualmente, el proyecto solo puede ser aceptado, si y solo si, el resultado obtenido es mayor que uno (1).
  • Valor Anual Neto Equivalente (VAE): Aplicado generalmente cuando se deseen evaluar varios proyectos con “distinta vida útil”. En términos generales el enfoque que persigue este criterio es simplemente calcular el flujo de efectivo anual constante generado por un proyecto durante su vida útil, tal cual como si se tratará de una anualidad. De esta manera los ingresos y desembolsos son convertidos en una cantidad uniforme anual equivalente, que es igual para cada período. Cuando se utiliza para comparar proyectos con vidas desiguales, un inversor debe elegir el que tenga el VAE más alto y además cuyo valor sea mayor a cero. Incluso por regla, si el VAN es positivo el VAE también lo será.

Conclusiones

Atendiendo a todas las consideraciones estudiadas, se podría decir que, para poder estimar la viabilidad económica en la inversión de capital, se hace imprescindible acudir a las matemáticas financieras, puesto que ésta, de una manera eficiente y coherente asume que el dinero posee un valor en tiempo y esto debe ser calculado para tomar las decisiones correctas, bajo el mínimo riesgo posible. Precisamente este concepto del “valor del dinero en el tiempo” puede ser explicado análogamente al señalar que un dólar hoy vale más que el día de mañana, porque con él se puede generar más dinero en el tiempo.

Asimismo, se hace menester resaltar que, en base a los pilares de las matemáticas financieras, tales como el interés, el valor actual y el valor futuro, es que propiamente surgen conceptos como; el Valor Actual Neto y la Tasa Interna de Retorno. Ambos criterios son los más comunes a la hora de “aceptar” o “rechazar” un proyecto de inversión. No obstante, cuando se tienen “varias alternativas” mutuamente excluyentes, sin lugar a duda la elección debe basarse en el criterio del Valor Actual Neto, principalmente porque brinda mayor confiabilidad, expresando directamente, en términos económicos y en moneda actual “cuánto” se puede ganar en el futuro al llevar a cabo un proyecto de inversión en particular.

Por otra parte, también se pudo evidenciar que existen otros métodos o criterios en los cuales basar las decisiones. Sin embargo, sin menoscabar la importancia de estos, se podría afirmar que ninguno de ellos es capaz de sobrepasar las bondades que ofrece el VAN, puesto que no tienen en cuenta el “valor del dinero en el tiempo” factor que es fundamental para poder tomar una decisión de inversión, sin experimentar pérdida económica alguna.

Referencias

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  • Fortún, M. (2014). Matemática Financiera. Economipedia. Recuperado de https://economipedia.com/definiciones/matematica-financiera.html
  • Gómez, F. (2001). Matemática Financiera. Caracas, Venezuela: Fragor.
  • González, R. (2009). ¿Cómo Evaluar Un Proyecto de Inversión? ENTREPRENEUR. Recuperado de https://www.entrepreneur.com/article/262890
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  • Morales, V. (2018). Valor Actual Neto. Economipedia. Recuperado de https://economipedia.com/definiciones/valor-actual-neto.html
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